De siempre, se supone que existe algo así como una divertida rivalidad entre carteros y perros que, a menudo, es retratada en los dibujos animados y en las películas.
La mayoría de los perros les ladran a los carteros para marcar su territorio y proteger a sus dueños. Al fin y al cabo, los perros no entienden el concepto de correo.
Esta relación entre carteros y perros es relativamente comprensible, así como inofensiva. Sin embargo, hay algunos perros que no encajan en esta descripción.
Jeff Kramer es un cartero de Colorado, en Estados Unidos, que ha trabado una amistad muy profunda con un lindo perro llamado Tashi. En 2017, Kramer pudo mostrarle al mundo entero cuánto quiere a su adorable y viejo amiguito animal.
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En una entrevista con Daily Camera Boulder News, Kramer habló de la primera vez que conoció a Tashi. Iba conduciendo por la avenida Bluebell, para hacer su reparto, cuando Tashi apareció corriendo .
"Tan rápido como pudo, que no era muy rápido, corrió hacia mí moviendo la cola; esto el primer día que lo conocí", dijo a los periodistas. "Es un perro muy simpático. Yo soy una persona de perros, y ellos lo notan".
Karen Dimetrosky, la dueña de Tashi, encontró la relación que se había creado entre ambos algo adorable. Miraba con asombro cómo su perro esperaba pacientemente cada mañana a que llegara el cartero.
"Tashi adora a Jeff", explicó a la publicación TODAY, en 2017. "Siempre mueve su colita, y nos arrastra hasta su vehículo. Incluso sale de su cama para saludar a Jeff en la puerta cuando entrega algún paquete".
Tashi saludaba a Kramer, que llegaba en su furgoneta todos los días sin falta. Un día, Kramer vio a la dueña de Tashi cargándolo a cuestas por las escaleras.
El labrador, que entonces tenía 14 años, tenía problemas para bajar del porche a saludar a su mejor amigo. Kramer se sintió conmovido y apenado al saber del sufrimiento de Tashi. En lugar de dejar al perrito a su suerte, Kramer decidió hacer algo con sus dotes de manitas.
Kramer instaló una rampa en la casa de Tashi para facilitarle el trayecto que tenía que realizar desde el porche.
Hace años, había usado esa rampa para su propio perro, Odie. La rampa no se había usado durante más de cinco años, que fue cuando Odie falleció. Kramer guardó la rampa por si la necesitaba en el futuro. La rampa era la solución perfecta.
Dimetrosky se emocionó de ver a su perro entrando y saliendo libremente de la casa. Admitió que en la familia no son muy manitas. Dimestrosky se sintió tremendamente agradecida de que su cartero fuera tan amable instalando la rampa.
Ahora, Tashi puede seguir saludando a su mejor amigo todos los días.
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