Los niños son el tesoro más bonito del mundo. Por eso sus padres hacen todo lo posible para que estén bien. Sobre todo los niños más pequeños, que no pueden expresarse bien con las palabras. Y es que a veces los niños presentan síntomas que a primera vez no se reconocen como tales pero que pueden indicar algún problema de salud. Este artículo te explica los 7 síntomas que los padres no deben ignorar en sus hijos.
1. Sentarse en W
A los niños parece encantarle: sentarse con las piernas en forma de W. Esta postura consiste en sentarse sobre las rodillas y dejar la parte inferior de las piernas a los lados. Sin embargo, los médicos aconsejan desacostumbrar a los niños a que adopten esta postura. Y es que esta ejerce demasiada presión en rodillas y caderas, produciendo problemas ortopédicos, como un deterioro de la postura o un desarrollo más lento de la motricidad muscular.
Si tu hijo usa la postura en forma de W para cambiarse de forma de sentarse, no debes preocuparte. Pero si la adopta como su favorita, anímalo a que la cambie.
2. De puntillas
Cuando los niños aprenden a andar, a menudo se ponen de puntillas. Puede que se vea muy lindo; pero si no se ha hecho menos frecuente con la edad, debe consultarse con un especialista.
Si el niño anda de puntillas con frecuencia, puede indicar diferentes enfermedades. Por ejemplo, un acortamiento del tendón de Aquiles, un trastorno hereditario de la marcha debido al retraso en la maduración de los nervios o una mala posición del pie. Por lo tanto, para averiguar la causa exacta y poder tratarla, es necesario que al niño lo examine más de cerca un médico.
3. Asimetría del cráneo
No es raro que la cabeza de un recién nacido tenga una forma asimétrica. Esta asimetría craneal -también llamada plagiocefalia- suele ser causada por estar acostado boca arriba durante mucho tiempo en los primeros meses de vida. Sin embargo, como la cabeza del bebé crece a un ritmo increíble, es necesario tratar la asimetría craneal lo antes posible para evitar la deformación permanente de la cabeza.
En este sentido es aconsejable cambiar la posición de la cabeza del bebé de vez en cuando mientras duerme o utilizar una almohada especial para evitar deformaciones. Además, cuando el bebé esté despierto, se debe procurar sostenerlo en brazos con mayor frecuencia o dejarlo acostado boca abajo en vez de boca arriba.
4. Tortícolis
Si el recién nacido gira la cabeza en una sola dirección, esto a menudo provoca confusión y miedo en madres primerizas. Sin embargo, la llamada tortícolis no es razón para entrar en pánico. Generalmente la causa una mala posición del bebé en el útero. Este ha ejercido demasiada presión sobre el músculo ECM, resultando en una hiperextensión del músculo.
Para tratar la tortícolis, se debe hacer que el recién nacido mire en la otra dirección, por ejemplo, colocando peluches y juguetes en el lado apropiado. Sin embargo, si esto no tiene el efecto deseado, es aconsejable considerar fisioterapia.
5. Poco contacto visual
A menudo se relaciona la falta de contacto de los niños con autismo. Pero lo que muchos no saben es que muchos bebés no miran a los adultos a los ojos: se guían por el sonido de las voces y luego miran en dirección a la cara. Por otro lado, la falta de contacto visual en los niños es solo uno de los síntomas del autismo. Sin embargo, si a ello se añaden dificultades para expresar necesidades o problemas en el habla, se debe consultar con un especialista.
6. Rechinar los dientes al dormir
Si los niños rechinan los dientes por la noche, esto puede deberse a dos razones. O bien tiene un desencadenante psicológico como el estrés o la ansiedad o un desencadenante anatómico, como una malformación de los dientes. En ambos casos, es aconsejable acudir al dentista para que le haga una férula de mordida adecuada al niño. Esto evitará que rechine los dientes por la noche y, por tanto, que estos resulten dañados a medio plazo.
7. Reacción alérgica a los asientos para niños
Aunque el propósito de los asientos infantiles para coches es garantizar la seguridad de los niños, a veces pueden provocar sarpullidos que producen picazón. Se trata de una reacción alérgica a la espuma que a menudo es parte de los asientos infantiles de nylon, o al retardante de llama utilizado por el fabricante.
La piel en contacto directa con el nylon es la que se ve más afectada: es decir, cara, cuello y manos. Para evitarlo, basta con cubrir el asiento con un paño de algodón antes de sentar al niño.
Por tanto, los padres tienen que estar atentos a muchas cosas: rechinado de dientes de noche, picores en el coche o posturas al sentarse, por ejemplo. Pero ahora ya sabes a qué prestar atención para proteger a tu hijo.
En este artículo te contamos 9 errores que los padres cometen en la crianza de sus hijos.
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